México enfrenta dos acontecimientos con un relevante efecto sociosanitario: el demográfico y el epidemiológico, ambos fundamentales para la salud pública. Dentro del primero de estos sucesos se encuentra la transición demográfica, misma que se presenta con un incremento acelerado de la población envejecida con base en los datos proporcionados por el XIX Censo Nacional de Población y Vivienda; 68 y los adultos mayores (AM), que en países en vías de desarrollo corresponden a las personas de 60 años de edad o más y de 65 en países desarrollados, representaban en ese entonces casi 9% de la población nacional (112.3 millones), es decir, 10.1 millones de AM, en donde el grupo de 65 a 84 años de edad fue el de mayor crecimiento con 62%.68