Más allá de ser letrista de Blacanova y Martes Niebla, Inés Olalla ha nacido para extender los tentáculos de su palabra musicada hacia la letra sin fondo, impresa a papel. En blanco y negro. Poesía de raíz y tallo firme que, en su descripción sobre lo efímero -y también lo eterno- de cada instante con luz y sombras de la vida, emerge como una enredadera de sensaciones contradictorias, siempre maridando o divorciando dualidades. Belleza, muerte en vida, miedo, a lo largo de las 111 páginas que integran este libro, orbitan los astros de las grandes cuestiones, siempre anudadas al eje del individuo. Una odisea donde emoción y pregunta bailan un tango feroz bajo el tic-tac del amor-odio, de la idea que nos sobrevuela y que ella ha apresado con su cazamariposas para que le podamos poner cara. La zancadilla