Toda opera prima es una oportunidad para dar a conocer una perspectiva con respectoa distintas realidades. El joven pejivallense Daniel Araya (1998- ) aprovecha estaoportunidad para que las voces líricas de su poemario, jugando con el verso libre, la prosa yestructuras fijas como el haiku, se posicionen ante la indefensión, el temor, el abuso sexual,la violencia; el sentimiento de orfandad, la insatisfacción, la identidad en duda, laincomprensión; la soledad, la falta de contacto humano, las caídas, la muerte; el reproche así mismo, la irrealización, el fracaso, el suicidio… Pareciera no haber más remedio queentregarse, al finalizar el día, al Reposo entre agujas (el nihilismo, la resignación, elreinventarse o un abrazo), para que al día siguiente continúen oscuras tejiendo…-Ronald Campos López- Poeta costarricense