Pertenecía a una nueva generación de comerciantes que hizo fortuna en el virreinato novohispano, aprovechando las transformaciones impuestas por la Casa de los Borbones, lo que le valió para escalar en la sociedad, tener in uencia en el comercio y en el clero de la villa (como miembro que fue de la Venerable Orden Tercera), así como conseguir un alto puesto como o cial miliciano del Regimiento de Dragones Provinciales de la Nueva Galicia. Con la fortuna y el prestigio amasados, fundó, dotó y mandó construir un magní co camarín de su propio caudal, del que fue patrono único y legítimo, y que dedicó a la Inmaculada Concepción de María. Su particular delidad a esta advocación mariana se inscribe en el contexto de históricos cambios en el sistema de creencias, doctrinas y prácticas de tipo anti- guo, a raíz de la racionalización estatal de las costumbres religiosas inducida por la política de los Borbones.