Symonds señala el camino para poder leer en Sófocles algo de otro orden, digamos, el nacimiento de un nuevo hombre que se va a enfrentar, más que con las fuerzas ignotas de la divinidad, a sí mismo y su deseo. Poco tiempo después de Symonds, Freud y Lacan se apoyarán en este mismo andamio para proponer otra lectura de los dos grandes personajes de la creación sofocleana: Edipo y Antígona.