Las derivaciones del desarrollo urbano, la sobreproducción industrial, la contaminación, la marginación, la concentración poblacional en algunas ciudades y metrópolis han producido variables en la relación del hombre con el agua, situación que ha instalado en la agenda política y mediática internacional –desde la década de los años setenta– los temas referentes a este vínculo. Tales cambios han impactado de diversas formas los marcos jurídicos que regulan los usos del agua tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, ya que a partir de la formulación de lineamientos, cartas y declaratorias han promovido la transformación de la gestión administrativa, la creación de redes de política y una producción múltiple de representaciones del agua en las distintas escalas geográficas. Por lo que el escenario universal de la relación del ser humano-agua hoy por hoy debe repensarse como un reto global de soluciones locales. En el contexto de la globalización el investigar los usos sociales del agua y las representaciones acerca de este recurso, en tanto contenedoras de ideas, pensamientos y valores, se visualiza como una forma novedosa e inminente de aproximarse al estudio de la problemática pública del agua. Particularmente porque coexiste un momento histórico de la humanidad que señala la movilidad más allá de las fronteras –no sólo geográficas sino virtuales, étnicas, de identidad y de conocimiento– que expone abiertamente el intercambio de flujos simbólicos,que a su vez adquieren la relevancia de abandonar las perspectivas de estudio centradas en localidades cerradas, por lo que la escuela va encaminada al uso de recursos teóricos multidisciplinarios y métodos de tradiciones epistemológicas distintas. En el amplio desarrollo mediático, para comprender el fenómeno simbólico es necesario estudiar las representaciones de agentes transnacionales aglutinados en redes de política globales del agua y de agentes locales que participen en la producción de representaciones mediáticas. Este libro se inscribe en ese pensamiento para entender la relación existente, en el plano simbólico, entre las representaciones sobre usos del agua producidas por agentes transnacionales vinculados en redes de política y las construidas mediáticamente por agentes locales. A partir de un marco epistemológico interpretativo que valora la dimensión subjetiva, basado en el descubrimiento del significado, y que de manera prioritaria busca obtener los datos del discurso social.