El amor noble, sincero y desbordado de los amantes que protagonizan esta novela nos recuerda que fue el mismo Dios «quien delineó los labios para los besos, la carne para el goce y la energía para conectarnos con la Tierra, con el cosmos y con los otros». El credo de los amantes recoge el ideal humano de fundir en un mismo instante el amor y la pasión, la carne y el espíritu al ritmo de la literatura.