La plazoleta, el barrio, los charcos y las impertinentes pero sanas intervenciones del capitán Haddock nos llevarán a navegar en la irreverencia de adolescentes en un vecindario. La distancia de clase se pronuncia inexorable cuando el hijo de la empleada comprende que el futuro y explicación de su vida están en abrazar los colores del mar. Esta deliciosa novela, plena de especial humor se tropieza de manera enriquecedora con la tristeza y el abandono.