No es la historia del hijo del gran líder, político, pastor o religioso que hereda la fama, poder o iglesia de su padre. No, no es esa la historia. Tampoco la del hijo del ministro que por el éxito, reconocimiento y fama de su apellido pudo estudiar en el extranjero ilustre profesión o carrera, teoría, disciplina, ciencia, teología o divinidad y que hoy se jacta de combatir a Satanás y su reino con términos, frases, anécdotas, datos, nombres y distinción léxica extraordinaria. No, no es la biografía pulida que da fama, como tampoco se trata de uno que recibe títulos honoríficos, sino la del más ignorante, la del oyente de la Palabra, la del más repudiado y la del más desvalido. La del loco desparramado que tiene mente de niño, que habla, vive y juega como inocente chaval de campo. Más bien es la de uno como tú o como yo, el de la faena diaria, de hambres y desalientos, de soledad e incomprensión infinita, la del recién convertido que corre con pasión, porque su pecho de paloma ama, llora y sufre por las almas perdidas. Es la biografía novelada de un don nadie.