Antes de conocer a Paula, se había manifestado en él una atracción particular por aquello no esencial, que no es importante para el común de las personas, tal vez dicha exclusión se debería a que no están formando parte del ciclo económico del consumo y la posesión de bienes. La gente las percibe todo el tiempo, se encuentran llenas de sentido, pero son fugaces ya que la memoria no las retiene como lo son la mayoría de los sueños, las imágenes bellas de la naturaleza o el cariño recibido de un ser querido. En general, todas estas manifestaciones efímeras, se destacan por estar iluminadas por una luz tenue que permite que se aprecie un brillo delicado, fino, sensual, pero que también se aprecia el juego armonioso de sus sombras que las envuelve. La visión total de esa experiencia, nos deja el haber observado una belleza frágil, volátil como las flores silvestres que crecen al lado de los caminos, que en general, pasan desapercibida para la mayoría de las personas enceguecidas por lo duradero, lo trasparente, lo pintado íntegramente con colores fuertes, lo brillante eterno, lo plenamente vital que creen son acordes con sus bonitas casas mentales.