El sueño, esa pequeña muerte, deviene símbolo de la semilla que duerme en tierra durante el invierno para renacer en la primavera, portadora de nuevos frutos. Gracias a su magia, la muerte ya no es; un sueño extraordinario ocupa su lugar y da ocasión a perseguir con la memoria y la imaginación toda la gama que va de la literatura al recuerdo.