Educación en medicina. Enseñanza y aprendizaje de la clínica

Este libro está dirigido a quienes ejercen la función docente en las instituciones de salud y a quienes aspiran a hacerlo. Su contenido, por estar centrado más en el aprendizaje que en la enseñanza, también resulta útil para los educandos, que pueden encontrar en la obra motivos de reflexión para avanzar en él. ¿Aprender a aprender? En todo caso, la distinción entre maestro y alumno es relativamente artificiosa, pues ambas funciones se integran en unmismo individuo sin que existan unos límites totalmente claros. Esto es más evidente entre los médicos, que tienen que ser estudiantes eternos y que, lo adviertan o no, son también docentes perpetuos; el profesor no puede serlo si no es, al mismo tiempo, un estudiante eficiente, lo que implica la capacidad de autoenseñarse. El binomio profesor-alumno con frecuencia sufre, en la práctica, un intercambio de roles entre los participantes. En otras palabras, la enseñanza y el aprendizaje forman parte de un proceso dialéctico, dinámico, cambiante, que carece de principio y de fin y de fronteras exactas entre sus componentes. Este texto tiene, por supuesto, sus límites. Está dirigido a los médicos, sin dejar de reconocer que la educación médica comprende muchas otras modalidades del personal de salud. Está centrado en las actividades educativas que se realizan en instituciones de salud, especialmente en unidades de atención médica, y se basa en la experiencia y la particular visión de los autores, casi todos ellos médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), institución con más de 50 años de experiencia en la educación médica, y algunos profesores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). No es, desde luego, un libro exhaustivo, y la lista de lo que le falta supera seguramente a su contenido, pero aspira al propósito específico de ayudar a los maestros y a los alumnos que se desarrollan en las instituciones médicas, partiendo de la apreciación de que no existe un texto de estas características que sea accesible a esos lectores en potencia. Muchos enfoques pueden resultar polémicos; estaría mal un libro sobre educación que tuviera una intención dogmática. La capacidad de suscitar un desacuerdo con los lectores propicia la lectura dialéctica, crítica, que favorece un aprendizaje significativo. Esto no quiere decir que, con toda intención, se hayan seleccionado asuntos debatidos, sino que representan el punto de vista genuino de los autores. En todo caso, queda a la consideración de los expertos, pero, sobre todo, de los profesores y sus discípulos.