En sólo dos décadas de actividad profesional, el aguascalentense también se preocupó por modernizar la instrucción artística y por transformar el impacto social de la escultura, concibiéndola como una actividad profesional a gran escala que desbordaba el tradicional recinto académico para transformar el entorno urbano y promover los valores cívicos de sus habitantes. Fiel a esta moderna visión de la tarea creativa, Jesús abandonó la solitaria labor del profesor académico y con su arrojo empresarial demostró que la estatuaria era un poderoso instrumento de cohesión ideológica. Dotado de gran visión plástica, supo allegarse los apoyos para instrumentar un complicado engranaje creativo que comprendía nuevos lineamientos en las sucesivas etapas de formación profesional, producción, distribución y consumo.