La novela nos recuerda que cualquier suceso puede ser posible y sólo la falta de imaginación es lo que nos limita para prevenir las catástrofes. Si el romanticismo fue una desconfianza del presente y buscó en otros modelos y épocas dónde construir el Edén, la ciencia ficción echó mano a la distopía para encaminar la mirada al ahora y reconstruirlo. A fin de cuenta el futuro en la narrativa cada vez tiene más visos de pasado.